Estaba atardeciendo y Claudia había atendido toda la tarde en su clínica veterinaria a varios pacientes y estaba exhausta. No sólo lidia con los animalitos, claro; sino con sus humanos y sus preocupaciones. Sin embargo, estaba feliz de haber vacunado a 6, desparasitado a otros tantos, esterilizado a 2, y recomendado tratamientos “en casa” a varios más. 

 

A la hora de terminar de apagar las luces de la vete, nota algo diferente sobre el mostrador junto al posnet… Era un Ipad! Apagado, y sobre él, una tarjeta… claro sí, como las “personales” pero distinta… un poco más grande, apenas… pero más brillante.